Mujeres ingeniosas. Descubriendo a las inventoras murcianas en Abarán

El miércoles 8 de marzo Manuela Caballero impartió la conferencia Mujeres ingeniosas. Descubriendo a las inventoras murcianas, como parte de los actos conmemorativos del día de la mujer organizados por el Ayuntamiento de Abarán y la Biblioteca José Vargas Gómez. Asistió el alcalde, concejales, responsable de la biblioteca y numerosas personas que hicieron posible un entrañable encuentro. Agradecemos su cálida acogida y disfrutamos mucho con el entrañable público de Abarán en el acogedor rincón violeta que invita a la convivencia. Todo un acierto.

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Bernardo H. Brunton, un pionero en la industrialización de la Región de Murcia

El jueves 2 de marzo se celebró la segunda conferencia sobre las empresas y patentes de invención de Bernardo Brunton. Disfrutamos de una velada especial ya que los asistentes, entre los que se encontraban familiares del protagonista y representantes del ayuntamiento de Abaran, fueron muy participativos en el interesante debate que surgió tras la charla. Gracias al Ayuntamiento y la Biblioteca de Abaran por promover la divulgación. Gracias también a Salvador de Radio Abarán que ha grabado las conferencias completas y podéis ver en su página web.

Aquí dejo un resumen de la charla:

Sabemos que Brunton vino a instalar la central eléctrica del Menjú en 1896 con 24 años, pero ¿por qué se quedó aquí?, aparte de que encontrara a su esposa Carmen Trigueros, ¿realmente la Región de Murcia ofrecía oportunidades de negocio para que un joven ingeniero industrial se afincara en nuestra comarca? Responderemos a esta pregunta analizando el contexto de la situación industrial y económica de nuestra región a finales del siglo XIX.

A partir de 1840 se inicia una verdadera “fiebre minera” que realiza un efecto llamada de capitales. Este dinamismo se propaga a otros sectores como el textil, agrícola, alimentario, vidrio y construcción. A la provincia de Murcia acuden los técnicos más cualificados y mejor preparados.

Existen numerosas industrias auxiliares como la fundición, fábrica de camas y maquinaria de Francisco Peña Vaquero en Murcia, de la que todavía queda en pie la bella fachada en el Barrio del Carmen, y la Primitiva Murciana, fundición y taller de construcción de maquinaria de la familia Monzó en Murcia.

En el sector de la electrificación también se aprecia un gran dinamismo e inversión nacional y extranjera entre la última década del siglo XIX y la primera del XX.

Después de acabar la ingeniería, Brunton empezó a trabajar para la Crompton & Co. Empresa con la que Juan Marín contrataría el generador eléctrico que Brunton instaló en 1896 en el Menjú, propiedad de Juan Marín.

La primera prueba del alumbrado tuvo lugar el 2 de marzo de 1896. Tras el éxito de la prueba, se llevaría a cabo el alumbrado público de Cieza y Abarán, que se iría ampliando progresivamente.

En 1898 Brunton con 26 años formaba dos sociedades con el abogado Juan Marín y José Grau Barceló. La primera de ellas fue la sociedad regular colectiva, titulada “Marín, Brunton y Grau, SRC”, para la explotación del majado de espartos y fabricación de todo tipo de manufacturas de esta fibra. La segunda “Marín, Brunton, Grau y Compañía, SRC”, fue constituida el mismo día y su objeto era la fabricación de tejidos de lana y algodón de todas clases.

En 1898 Brunton funda también su taller de construcción de maquinaria de todo tipo, ajuste y fundición. Se dedica sobre todo a la mecanización de la industria espartera.

Además de maquinaria industrial también fabricaba infraestructuras y fue taller de automoción, concesionario de la Ford.

Brunton también fue fabricante de esencias durante al menos 10 años entre 1905 y 1915 y dio trabajo en la comarca a unos 300 obreros en épocas de crisis.

Además, registró seis patentes sobre esparto entre 1909 y 1917, las primeras de entre las 100 que se registraron en Cieza, Abarán y Blanca, en un periodo que va desde 1909 hasta 1973. Sus patentes se dedicaron tanto a los procedimientos de hilatura mecánica del esparto como a mejorar el majado mecánico. Fue un avanzado a su tiempo porque en los años 60 se impusieron las máquinas de cilindros, que llamaban la lona.

En 1913 Brunton y Luis Anaya, con la participación de accionistas catalanes fundaron la sociedad “Manufacturas Mecánicas de Esparto, S. A.” cuyo domicilio social estaba en Barcelona y el centro fabril en Cieza. Contó con una excelente mecanización de la industrialización del esparto, llegando a la obtención de hilo mecánico.

En 1917 funda Buitrago y Compañía, SRC con Diego Buitrago Guirao, cuyo objeto era la acuñación y fundición de medallas y demás objetos similares. Duraría solo dos años.

En 1913 Brunton y Anaya también formaron la Sociedad Mercantil Regular Colectiva Brunton y Anaya, cuyo objeto era la explotación de patentes industriales. El mismo año que patentaron conjuntamente “Una caja repartidora de un cierto número de monedas con intervalos de tiempo determinados”, un cajero automático con forma de caja de caudales que contenía una serie de tubos verticales de diferentes diámetros donde se alojaban las monedas del sueldo mensual o quincenal y que, gracias a un reloj despertador, a la hora designada, se descorría un cerrojo y se podía deslizar una placa corrediza que contenía las monedas para el gasto diario de la casa o del pequeño comercio. Con este invento pretendían favorecer el ahorro familiar.

El 26 de junio de 1913 también registraron la marca Autocajero, justo tres meses después de haber patentado el cajero automático.

El “ambicioso” fin del cajero es recogido en la patente por los propios inventores: «Con este invento se evitará la ruina, la destrucción de la familia y la corrupción de la sociedad. Además, el uso de esta caja educará a las generaciones futuras enseñándoles el camino del ahorro, principal elemento de las familias y de los pueblos que quieren llegar a ser grandes».

Su idea era comercializarlo a gran escala, tal como queda acreditado en los cientos de placas que acuñaron para ser adosadas a los aparatos donde figura que tienen “solicitadas patentes en todos los principales Países del Mundo”. El concesionario exclusivo para España era Matths Gruber. Otra prueba de que intentaron comercializarlo a gran escala y de que le dieron publicidad es que han aparecido cuatro postales, propiedad de la familia Anaya, con las fotos de un cajero renovado, más moderno y con un diseño diferente, que en la actualidad llamaríamos vintage.

Excelente conferencia en Abarán sobre Brunton, su familia y la sociedad del cambio de siglo

Ayer tarde 28 de febrero en la Biblioteca de Abarán pudimos disfrutar de la conferencia de Manuela Caballero, titulada “Bernard Haslip Brunton. La trayectoria vital de un ingeniero británico en la Región de Murcia”. La historiadora nos habló de la biografía de Brunton, su llegada a Cieza para instalar, en 1896, la Fábrica de luz San Antonio del Menjú, que proporcionó el primer alumbrado eléctrico a Cieza y Abarán. Además de la formación de su familia con Carmen Trigueros y la vida social, cultural y deportiva en el cambio del siglo XIX al XX.

La conferencia fue muy amena y rigurosa desde el punto de vista histórico, con una excelente presentación y abundancia de fotos de archivos familiares y públicos. Entre el público pudimos conversar con algunos descendientes de la hija de Arturo Brunton, que forman la rama García Brunton de Abarán y Javier Núñez, de la rama Núñez Brunton de Blanca que nos acompañaron y quedaron sorprendidos por la exposición y la conferencia.

Recordemos que el ciclo consta de dos conferencias que se imparten con motivo de la exposición en Abarán del proyecto “Huellas de la europeización en la Región de Murcia”, que se puede ver en  la Biblioteca D. José Vargas Gómez, edificio CIMA de Abarán, hasta el 23 de marzo. La siguiente será mañana 1 de marzo, con el título “Bernardo H. Brunton, un pionero en la industrialización de la Región de Murcia”, que será impartida por mi a las 20,00 horas.

Excelente conferencia sobre la vida y familia de Brunton y la Cieza de principios del siglo XX

El pasado jueves 17 de noviembre, en el Museo de Siyâsa, tuvo lugar la conferencia titulada “Bernard Haslip Brunton. La trayectoria vital de un ingeniero británico afincado en Cieza (1871-1953)”. Fue impartida por Manuela Caballero González que nos habló de su trayectoria vital y su llegada a Cieza para instalar, en 1896, la Fábrica de luz San Antonio del Menjú. Además de la formación de su familia con Carmen Trigueros y la vida social, cultural y deportiva de la Cieza de finales del siglo XIX y principios del XX.

La historiadora, con una excelente presentación y fotos de archivos familiares y públicos, fue presentada por el también historiador ciezano Francisco Javier Salmerón, que introdujo la Cieza espartera que encontró Brunton en 1896 y nos expuso parte de la trayectoria de la investigadora. Al terminar la exposición de Manuela Caballero se abrió un breve debate sobre la familia Brunton y la autora volvió a agradecer la ayuda y documentación prestada por la familia Brunton, Paz Palencia Anaya, María Dolores Piñera y Lorena Martínez.

Recordemos que el ciclo consta de tres conferencias que se imparten con motivo de la exposición en Cieza del proyecto “Huellas de la europeización en la Región de Murcia”, que se puede ver en el Museo de Siyâsa hasta el 11 de diciembre, sala “La Pecera”. La siguiente será el 1 de diciembre, con el título “Bernardo H. Brunton, un pionero en la industrialización de Cieza”, que será impartida por mi.

Exposición en Cieza del proyecto Huellas de la europeización en la Región de Murcia

El pasado viernes 11 de noviembre inauguramos Manuela y yo, junto al alcalde Pascual Lucas y las concejalas María y Conchi y el director del proyecto Klaus Schriewer, la exposición del proyecto “Huellas de la europeización en la Región de Murcia” en el Museo de Siyâsa de Cieza. Proyecto que difunde la figura de doce extranjeros europeos que contribuyeron a la modernización de la Región de Murcia y a su europeización.

La exposición estará abierta hasta el 11 de diciembre, donde se podrá ver el cajero automático de Brunton y Anaya, inventado en 1913 y cedido por la familia Brunton, un mecanismo de relojería anterior a la solución final, propiedad de la familia Anaya y muchos más objetos de la vida y empresas de Brunton, protagonista de la muestra en Cieza, junto a objetos cedidos por las familias representadas en la exposición.

Agradecemos desde aquí su ayuda al alcalde y ediles de Cieza, al director y personal del Museo, a las familias Brunton y Anaya, a María Dolores Piñera y a Lorena Martínez, que nos han prestado material para enriquecer la exposición. El proyecto cuenta con la colaboración del Ayuntamiento de Cieza, la Fundación Séneca y la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia y las instituciones organizadoras son: La Universidad de Murcia, la Cátedra Jean Monnet, el Centro de Estudios Europeos y la Sociedad Murciana de Antropología.

Congreso Ojós y el Valle de Ricote. Tradición e Historia en el Mediterráneo

El sábado 22 de octubre se celebró en la Casa de Cultura de Ojós el Congreso Ojós y el Valle de Ricote con una nutrida participación de historiadores especialistas en el Valle de Ricote. El evento se tituló “Ojós y el Valle de Ricote. Tradición e Historia en el Mediterráneo”. Es un congreso de historia con motivo de la celebración anual en Ojós en torno a los moriscos expulsos. El congreso ha sido coordinado por los historiadores Ricardo Montes Bernárdez y Pascual Santos López que prometen volver en el próximo año 2023. Las actas las podéis encontrar en este enlace: Libro Congreso de Ojós y el Valle de Ricote.

El congreso ha estado organizado por el Ayuntamiento de Ojós y han colaborado: Casa del Mediterráneo, Museo de los Belenes del Mundo en Ojós, Centro de Estudios Moriscos del Mediterráneo OXOX y la Asociación Cultural OXOX y ANABAD.

Marín, Brunton, Grau y Cía., una fábrica de lonas en el Menjú de 1898

Pascual Santos López

El proyecto “Huellas de la europeización en la Región de Murcia” pretende visibilizar a inmigrantes europeos que se asentaron en nuestra región y que fomentaron los contactos con el resto de Europa. Los objetivos son investigar la vida de estos inmigrantes, realizar una exposición itinerante en las ciudades de Cartagena, Mazarrón, Águilas, Lorca, Cieza y Murcia entre mayo de 2022 y febrero de 2023 y publicar una obra colectiva sobre los protagonistas de la exposición. El proyecto es una cooperación entre la Cátedra Jean Monnet de la Universidad de Murcia, el Centro de Estudios Europeos de la Universidad de Murcia (CEEUM), la Sociedad Murciana de Antropología (SOMA) y la Facultad de Filosofía y su director es el catedrático de Antropología de la Universidad de Murcia Klaus Schriewer.

En Cieza contamos con la figura del ingeniero inglés Bernardo H. Brunton que investigamos Manuela Caballero y yo mismo y que está dando numerosos frutos entre ellos el descubrimiento de dos sociedades creadas por Brunton, junto a otros industriales ciezanos, en el Menjú de 1898 y de una de ellas, la fábrica de lonas, se conserva una curiosa fotografía en el Archivo General de la Región de Murcia, que adjunto a este trabajo.

Sabemos que Brunton llegó a Cieza para instalar la fábrica de luz San Antonio del Menjú en marzo de 1896, gracias a la iniciativa del abogado Juan Marín Marín dueño de la finca, que pretendía dotar de electricidad a las villas de Abarán y Cieza. En los años posteriores Brunton iniciaría numerosas fábricas y sociedades, entre ellas la fábrica de lonas del Menjú.

Precisamente el 5 de abril de 1898 Brunton con 26 años, soltero, formaba dos sociedades con Juan Marín, de 42 años, casado y José Grau Barceló de 28 años, soltero y comerciante. La primera de ellas fue la sociedad mercantil regular colectiva, titulada “Marín, Brunton y Grau, SRC”, que se dedicaba a la explotación del majado de espartos y fabricación de todo tipo de manufacturas de esta fibra. Los socios confiaban plenamente en Brunton, pues la firma social estaba a cargo indistintamente de él y Juan Marín, que tenía instalada la fábrica de luz del Menjú con la que abastecía de alumbrado a Cieza y Abarán.

Justamente en la planta baja de dicha fábrica se encontraban ocho bandas de mazos para majar esparto, correas, transmisiones y utensilios y un cilindro para fabricar papel de estraza, junto a dos bombas y tuberías de acero para el llenado y desagüe de dos balsas para cocer esparto. Además, en las inmediaciones Juan Marín tenía dos almacenes de esparto, carreras de hilado y corche para fabricar cordelería y un edificio para el rastrillado de la fibra. Todo lo cual lo aportaba a la sociedad, además de la fuerza motriz necesaria para la maquinaria, aunque por la noche lo haría con la energía sobrante, sin interferir en el alumbrado de las dos villas, servicio que era prioritario.

La segunda de las sociedades la formaban los tres socios anteriores y Enrique Martínez Meseguer, de 46 años, casado y escribiente de Cieza. Su razón social era: “Marín, Brunton, Grau y Compañía, SRC” y fue constituida el mismo día para fabricar tejidos de lana y algodón de todas clases. Al igual que en la anterior la firma social estaba a cargo de Juan Marín y Brunton, indistintamente.

Juan Marín aportaba 10.000 pesetas en efectivo y la energía eléctrica necesaria. Brunton 30.000 pesetas en efectivo y sería el director de máquinas e inspector del negocio. José Grau Barceló aportaba los telares que tenía arrendados a Francisco Miñano y que se encontraban instalados en la fábrica del Menjú. El resto de telares mecánicos que constituían la fábrica eran propiedad de Enrique Martínez Meseguer, que los aportaba a la sociedad, además de llevar la contabilidad del negocio. La duración de la sociedad sería de tres años contados desde el 1 de mayo de 1898 al 30 de abril de 1901, quedando prorrogada por otros tres años más y a partir de entonces por cada año.

Meses después la prensa nacional se hacía eco del éxito de la fábrica de lonas, pues la demanda de “patenes, lienzos y lonetas” era mucho mayor de la que podía suministrar la empresa, gracias a su precio y calidad. Cuya especialidad era la tela de rayadillo en crudillo destinada a los uniformes de mecánica del ejército. La producción abarcaba también algodones tintados inalterables para fabricación propia y exportación.

Según la prensa la calidad de los tejidos era tal que en pocos meses de producción las provincias de Granada, Almería, Albacete, Murcia y Alicante entre otras, tenían esta fábrica como único proveedor de los tejidos en los que se especializaba y los viajantes de la casa se veían con frecuencia en apuros para poder servir los pedidos que les hacían.

Los últimos adelantos en telares mecánicos producían tejidos inmejorables que competían favorablemente con los fabricados con antiguos telares de madera en limpieza y perfección. Además, se habían traído dos máquinas automáticas para poner el “hilo en las canillas y cuando está llena y no debe llevar ni una vuelta más, la suelta y echa fuera”.

Esta fábrica de tejidos del Menjú en Cieza o uno de sus talleres, con los últimos avances y telares completamente mecanizados, se puede apreciar en la fotografía de finales del siglo XIX que se adjunta y en la que se ve a Juan Marín junto a otro hombre, que bien podría ser el encargado de producción, Sr. Talón al que la prensa titulaba como persona muy competente y “bajo cuyas órdenes se han producido en aquellos talleres cuantas muestras se le han presentado” y todo ello bajo la atenta supervisión del director de maquinaria, el ingeniero inglés afincado en Cieza Bernardo H. Brunton.

La primera de las exposiciones itinerantes del proyecto “Huellas de la europeización en la Región de Murcia” estará abierta al público del 6 al 25 de mayo en la Sala Cultural Dora Catarineu, calle Ronda nº 7 de Cartagena. Con varias conferencias asociadas, la primera sobre la familia Rolandi y su presencia en Cartagena.

Foto 1.- Archivo General de la Región de Murcia. Fotografías de la familia Moxó Ruano de Cieza, FOT_NEG,039/001

Foto 2.- Bernardo H. Brunton. Cortesía de la familia Brunton

Artículo publicado por Pascual Santos en el semanal Crónicas de Siyasa, 6-5-2022, p. 7.

De “menaor” a industrial e inventor: Vicente Martínez Piñera

Pascual Santos López

Con esfuerzo y constancia, Vicente Martínez Piñera mejoró las duras condiciones de trabajo en las fábricas de esparto de Cieza.

Una familia humilde y trabajadora

Según nos cuenta su hijo Pedro Luis, Vicente Martínez nació en 1893 en una familia humilde y comenzó a trabajar muy joven de “menaor”, como era costumbre en la época. Pero también asistió a la escuela nocturna después del trabajo, donde aprendió a leer y a escribir, cultura general y cálculo elemental. La “mena” era una rueda que servía para hilar el esparto y fabricar la cuerda. El “menaor” le daba vueltas a la rueda con una manivela de hierro, mientras el “hilaor” con una “maná” de esparto a la cintura iba añadiendo la materia prima de cara siempre a la “mena” y caminando lentamente hacia atrás formaba el hilo. El oficio de “menaor” era el menos especializado de la industria del esparto, por eso lo realizaban los niños, que obligados por la necesidad debían trabajar para ayudar en casa, con la consiguiente falta de instrucción y el riesgo de analfabetismo.

Sobre los dieciséis años de edad Vicente ascendió a “hilaor” en la fábrica de José García Silvestre, una de las más importantes de Cieza, que llegaría a emplear a 370 trabajadores a finales de los años treinta. Por su buen hacer, Vicente llegaría a ser maestro, ostentando dicho oficio hasta que se estableció por su cuenta. Justo al acabar la guerra, en 1939, instala una industria con cuatro ruedas de hilar esparto en el Ensanche.

Conocía perfectamente las necesidades y los problemas de la industria del esparto. Eso unido a sus conocimientos de mecánica le llevaron a registrar hasta cinco patentes que mejorarían sustancialmente la industria. La primera, registrada el 9 de abril de 1942, fue un freno para parar de forma automática y en marcha los mazos de picar esparto. Este freno daba seguridad a las labores del picado. Trabajo muy peligroso que realizaban las mujeres donde era necesario parar los mazos para el trabajo habitual y para evitar accidentes. No contento con esto, el 7 de diciembre de 1957 patentaría una máquina de rodillos para laminar el esparto y eliminar los mazos.

Rastrillar, un trabajo peligroso e insalubre

La operación de rastrillar se realizaba de forma manual. El operario se situaba de pie frente al rastrillo, que era una mesa inclinada llena de púas de acero de unos 20 cm, y con un manojo de esparto golpeaba desde arriba sobre las púas, dando un fuerte tirón hacia abajo para peinar la fibra. En esta operación de golpear no era difícil que se hirieran las manos. Además, el polvo continuo que se desprendía lo respiraban los trabajadores, siendo la causa de una enfermedad profesional respiratoria conocida como “espartosis”. Para evitar este trabajo tan penoso Vicente inventa una máquina rastrilladora, conocida en Cieza como la “Rastrilladora de Vicente Casallena”. Patentada el 24 de julio de 1952. El operario sólo tenía que poner el manojo en la mordaza y la máquina hacía el resto. En una foto de la época se aprecia al maestro mecánico Jaime Montesinos haciendo trabajar la rastrilladora inventada por Vicente. Este fabricante de maquinaria se especializó en la construcción de esa máquina que se vendía muy bien. Además, en las industrias de hilaturas se aprovechaba el desperdicio del rastrillado para hacer estropajos, por lo que Vicente registra el 12 de febrero de 1946 una marca de estropajos llamada LIMPSOL, que aparecía en los membretes de sus facturas.

Máquinas para mejorar la industria del esparto

En 1944 Vicente traslada su industria a la Cañada de la Horta y seguiría inventando, a pesar de no tener un taller propio, por lo que sus máquinas las construían los mecánicos de Cieza. Vicente las vendía y hacía presentaciones, que en algún caso boicotearon los trabajadores ya que temían que les quitara el trabajo, llegando incluso a estropear las máquinas, según su hijo Pedro Luis. El 2 de noviembre de 1950 patentaba también un disco de púas para destrozar las cabezas de esparto, que era la parte más dura de la planta y la que introducía inconvenientes en el hilado uniforme de la fibra.

El 9 de julio de 1955 registraba un “Dispositivo aplicable a máquinas de hilar” que sustituía la labor del accionamiento de las ruedas verticales, que realizaban los menores de edad. La innovación que supuso este dispositivo era evidente, ya que el propio hilador sin necesidad de auxiliar alguno, podía embragar y desembragar a voluntad la transmisión del movimiento sin más que tensar o destensar el hilo, aunque costó mucho que los menores fueran a la escuela, ya que las familias necesitaban esa ayuda.

Perfeccionando máquinas

Justo en 1956 Vicente pasa el relevo a su hijo Juan Martínez Caballero que se hace cargo de la industria de hilaturas de su padre. Juan Martínez registraría dos patentes: la máquina rastrilladora de su padre, con doble cabezal y chasis metálico. La que podemos ver en el Museo del Esparto y que fue registrada el 27 de agosto de 1963 y el mismo embrague de su padre mejorado para las máquinas de hilar, que registraba el 23 de agosto de 1963, un año antes de la muerte de su padre. Según su hijo Pedro Luis, Vicente Martínez estuvo impedido por enfermedad seis años antes de su muerte, que se produjo en 1964.

Como conclusión, decir que en septiembre de 1965 la Hermandad de San Bartolomé le hizo un homenaje a Vicente Martínez con una misa por el descanso de su alma, en la Ermita del Santo, recientemente restaurada y recordaron que a él se debía “la reconstrucción de la actual imagen utilizando la cabeza de la antigua, que fue destruida en guerra. El señor Martínez Piñera pudo guardarla como una reliquia, sin temor al peligro que corría su persona en caso de ser descubierta”.

Figura 1.- Vicente Martínez Piñera. Cortesía de Pedro Luis Martínez Caballero

Figura 2.- Freno para mazos. Archivo Histórico de la Oficina Española de Patentes y Marcas (AHOEPM)

Figura 3.- Membrete de factura y marca de estropajos. Archivo Santos-Caballero

Figura 4.- Diseño de la máquina de rastrillar. AHOEPM

Figura 5.- Cabezal de rastrilladora del Museo del Esparto. Archivo Santos-Caballero

Este artículo fue publicado por Pascual Santos López en Crónicas de Siyasa el día 21-10-2021

Se publica nuestro nuevo artículo sobre patrimonio industrial de Abarán

Se acaban de publicar las Actas V Jornadas sobre investigación y divulgación sobre Abarán y el Valle de Ricote, organizadas por Asociación La Carrahila de Abarán. En esta ocasión Manuela Caballero, Laura Santos y yo mismo escribimos una comunicación titulada: Aportaciones al patrimonio industrial y social de Abarán a través de sus patentes históricas, que trata de incorporar otro punto de vista a los estudios sobre el patrimonio de Abarán. Pretendemos aunar aspectos sociales, biográficos, de desarrollo industrial y tecnológico así como económicos, teniendo como hilo conductor el análisis de las patentes históricas de Abarán, que son las registradas entre 1878 y 1966. Hemos recopilado material de archivos, prensa histórica, comunicaciones familiares y demás fuentes necesarias para conocer mejor las actividades, motivaciones y circunstancias de estos emprendedores dentro de la sociedad de la localidad. Creemos que investigar y divulgar este importante legado ayudará a recuperar y conservar el rico patrimonio industrial, social y tecnológico de la Región de Murcia, para que se conozca y valore con todo el potencial que puede ofrecer para la historiografía, el desarrollo museístico y su aplicación en la educación.

Del telégrafo a la industria y la inventiva en Mula: Constantino Herrera del Toro

Pascual Santos López y Manuela Caballero González

De familia bien posicionada en Mula, Constantino Herrera del Toro estudiaba el bachillerato en el Instituto de Segunda Enseñanza Alfonso X El Sabio de Murcia, al igual que hiciera su padre y su hermano Aquilino. Su promoción sería la del curso 1918-1919, justo en las mismas fechas que su padre, el farmacéutico Julián Herrera Romero, ponía en marcha la fábrica de conservas de La Industrial Muleña, S.A., junto a Francisco López Lamarca. Sociedad que se fundaba el 29 de diciembre de 1918 y comenzaba sus actividades el 1 de enero de 1919, siendo Julián Herrera su primer gerente.

Pronto los dos hermanos se verían atraídos por las nuevas tecnologías del momento y estudiaban las oposiciones al cuerpo de telégrafos en Madrid. Aquilino aprobaba en julio de 1920 y su hermano en años sucesivos, ya que en 1924 encontramos a los dos como oficiales de telégrafos y en 1926 Constantino estaba destinado en Madrid. La carrera de Constantino es fulgurante, pues dos años después es nombrado director de la sucursal del Banco Español de Crédito en Mula, la que se inauguraba el 16 de septiembre de 1928. Por otra parte, entre 1918 y 1920 data Juan González Castaño los inicios de la fábrica de conservas de María Miñano “El Niño Jesús de Belén”, más conocida como “La Ceña”, cuya razón social era Viuda de J. García Zapata. Empresa que presentaba suspensión de pagos el 17 de marzo de 1928 y que al final compraría Constantino Herrera.

La máquina de rastrillar esparto

En 1932 se casaba en Jumilla con Carmen Mora el “laborioso joven”, como lo distingue la prensa del momento. Su instinto emprendedor y el auge de la fibra nacional le llevaría a iniciar negocios en la industria del esparto en la ciudad de su esposa y el 17 de enero de 1952 registraba la marca MARUJA para distinguir capachos y capachetas fabricadas con esparto y justo al mes siguiente, el 9 de febrero de 1952, patentaba siete modelos industriales de agujas diferentes para la fabricación de capachos y capachetas, construidas en alambre de acero o hierro acerado con diferentes diámetros y largos, dependiendo de los tamaños que se le quisieran dar a los capachos.

Sin parar de innovar en su fábrica de capachos de Jumilla, el 26 de febrero de 1953 inventa y patenta por veinte años una máquina rastrilladora de esparto en coautoría con Antonio Murcia Nicolás. Industrial mecánico, director de Talleres Rivera. Empresa situada en la Carretera de Granada, 12 de Murcia. Especialista en construcción de maquinaria para conserva y que probablemente le fabricaría maquinaria para “Conservas La Ceña” y le llevaría el mantenimiento mecánico. Constantino Herrera, hombre hábil sabía con quien se asociaba, pues Antonio Murcia tenía en su haber mucha experiencia y seis patentes de maquinaria. Además, sería el primer director de la Federación Regional de Empresarios del Metal de Murcia (FREMM).

La rastrilladora venía a sustituir uno de los procedimientos más pesados, insalubres y peligrosos del trabajo industrial del esparto. Después de picarlo bajo mazos de madera para abrir la fibra se rastrillaba el esparto clavando los manojos a mano en unos pupitres inclinados llenos de púas y estirando para peinar la fibra, haciéndola más fina para permitir el hilado posterior. La máquina tenía dos peines paralelos de púas que batían los haces de esparto en un movimiento alternativo de subida y bajada evitando el trabajo manual del rastrillado.

Las fábricas de conservas de Mula y Sevilla

En agosto de 1955 existían en Mula dos fábricas de conservas: “La Ceña” de Constantino y “La Industrial Muleña” de su hermano Aquilino. Justo el mismo año que le concedían a Constantino la admisión temporal de hojalata en blanco para transformarla en envases de conservas vegetales con destino a la exportación. Las operaciones de corte, troquelado, estañado, envasado y cerrado de envases debían hacerse en la misma fábrica de conservas de la carretera de Pliego en Mula y se le concedía un plazo de entre dos y tres años para su exportación.

Pero el activo Constantino Herrera ya tenía un socio con el que montaría otra fábrica en Sevilla, José Sandoval Bernal, Importante industrial y alcalde de Molina de Segura en 1950. En 1958 legalizaban su fábrica de conservas vegetales, recientemente montada en la calle General Primo de Rivera, número 46 de Brenes, provincia de Sevilla. El capital social 3.000.000 pesetas y el valor de la maquinaria e instalaciones industriales 500.000 pesetas. Y no paraban de innovar, justo al año siguiente, en 1959 ampliaban su industria con nueva maquinaria por valor de 100.000 pesetas, para producir 100.000 kilogramos de pimiento morrón envasado y otros 200.000 kilogramos de guisantes al natural envasados.

Por otra parte, Juan Gutiérrez García nos dice que en 1965 los hermanos Navarro compraban la fábrica de conservas “La Ceña”, propiedad de Constantino Herrera, para convertirla en Conservas y Frutas S. A. (Cofrusa). Por tanto, los esfuerzos de Constantino se centrarían a partir de entonces en su fábrica de Sevilla y justo al año siguiente registraba la marca MERCURY y el diseño de su etiqueta con destino a la exportación, pues la leyenda decía en inglés: Mercury Brand. Packed by Constantino Herrera del Toro.

Figura 1.- Máquina de rastrillar de 1953. Archivo Histórico de la Oficina Española de Patentes y Marcas (AHOEPM)

Figura 2.- Registro de la rastrilladora en 1953. AHOEPM

Figura 3.- Registro de la marca MARUJA en 1952. AHOEPM

Figura 4.- Registro de la marca Mercury y etiqueta para conservas en 1966. AHOEPM

Este artículo fue publicado por Pascual Santos y Manuela Caballero en el periódico El Noroeste, 2-9-2021, p. 32.